lunes, 30 de marzo de 2015

SOLIDARIDAD HUMANA (cuento)




      Érase un día en que los rayos del sol de un verano otoñal cosquilleaba la piel canela de la población salvadoreña, y los árboles mudaban su follaje para estrenar con enero los más caros sueños despuntadores del tan ansiado siglo XXI, y ya en las escuelas se escuchaba el cascabelear de la sonrisa de los niños que llenos de entusiasmo habrían sus bolsones contagiantes de un exquisito  olor a nuevo, al mismo tiempo que esparcían a los cuatro vientos lo felices que estaban de regresar a clases.

     En las aulas los maestros y maestras desempeñaban su labor como de costumbre, cuando de repente, se sintió en los pies un hormigueo al que nadie prestó importancia, inmediatamente se escuchó un rugido como de leona herida en el instante mismo que la tierra se estremecía brutalmente. Los estudiantes llenos de pavor comenzaron a gritar y a correr, sus manos buscaban ansiosos a sus maestras quienes más ágiles que la mamá gallina perseguida por el halcón, agigantaron sus brazos y llevaron a su manadita a campo abierto, mientras las paredes de las escuelas caían por doquier, ante la mirada llena de lágrimas de cientos de caritas salvadoreñas. Los maestros y maestras lloraban mar adentro para no dejar de hacer honor a su abnegada labor.

     Y cuando todo pasó, los niños y las niñas fueron retirados por sus respectivas familias, quienes al ver su escuela totalmente destruida y la titánica hazaña del docente, no les quedó más que estrechar sus cuerpos fraternalmente, llenos de gratitud.
     El país había sido azotado por un fuerte e impredecible terremoto, dañando infraestructuras, vidas humanas y a todos en general.

     Días después, la comunidad ofreció sus casas para que en ellas los maestros y maestras pudieran impartir sus clases hasta que se reconstruyera la escuela, a la vez que recibían atenciones especiales  de parte de los agradecidos padres y madres  de familia.

     El año escolar continuó, un poco dolido pero lleno de fortaleza, gracias a la solidaridad humana que aquí alcanzó su máxima expresión.

     Y el Pulgarcito de América una vez más salió adelante ─en todo sentido─, pese al ensañamiento de la madre Naturaleza con el suelo patrio.

     Su ahínco y valor sirvió de ejemplo para las futuras generaciones, hecho que además fue aplaudido y reconocido por las grandes civilizaciones del mundo.


16-11-2001



EXCLUSIÓN
   
Grande mujer tu santo amor,
amor mancillado por la palabra grande
nueva y escrita más de seis décadas ya sin él,       
sin él, dueño de la palabra nueva
y ninguna de su puño y letra iluminada,
iluminada tú, donde no sólo no te incluyera ningún
concilio porque no te aceptara “compañera”
de tu compañero y divino sin cesar de difamarte mujer.
Mujer, que en código te quedaste junto al humano santo:
Santo Grial en la Santa Cena, Magdalena.

270215

EL LUMINOSO MUNDO

 

     
Luciérnaga tersa que me ciega
brillando en lo alto del manglar
queriendo parecer en el mar                 
universo o bola de cristal. Llega

a mis oídos tu voz de metal                   
invitándole a cortar tu eje
para profundizar quien te corteje               
la imagen, los peces del manantial.                

Corrió él y cortó tu angustia,
caíste al agua y profundizaste la guía     
de tu salvador que tomarte quería;

pero iracunda el agua no dejó
palpar tu luminoso brillo en bajo,
que era bomba a explotar, después dijo. 


Chalatenango, 31-08-85  

PENSAMIENTO






VIII

Blanco río de vida
que embriagó nuestra desnudez
tirada en el lecho.